Imagínate que te gusta la comida que hace tu abuela. Vale, para eso no hay que imaginar mucho. Imagínate que todo el ritual de comer con ella, desde ayudarle a poner la mesa, saborear sus platos y decirle lo bonita que es la vajilla de los domingos se convierte en una ceremonia de lo mucho que te gusta su cocina. Pues algo así hemos hecho en Japón con el té, una bebida que cogimos prestada de los chinos hace cientos de años y que se ha convertido en el centro de uno de los momentos más relajantes y sagrados que tenemos.
La ceremonia del té, también llamada chanoyu, es un momento de armonía, pureza y calma. Se suele celebrar en sukiyas o casas de té, que comprenden una sala para tomar la infusión y un jardín en el que estar en contacto con la naturaleza. Como en casa de tu abuela, antes de participar en la ceremonia del té te pedirán que te laves las manos y la boca con agua fresca que hay en un cuenco del jardín (aunque esperamos que vuestra abuela no os obligue a lavaros la boca antes de comer).
Una vez se ha acabado la purificación, llega el momento de entrar en la sala de ceremonias y lo hacemos agachados, porque la puerta es muy baja. Una vez dentro, tenéis que admirar la estampa que tiene la sala en la pared, así como los dibujos del hornillo donde se calentará el agua y se comienza la parte de la comida. ¿Tu abuela también te enseña todos los domingos la vajilla que se compró cuando se casó? Pues algo similar pero con muchas reverencias.
En ese momento, el maestro de ceremonias indicará a los invitados que deben volver al jardín antes de dar paso a la parte principal de la ceremonia del té (a veces solo se hace esta parte) que se anuncia con el toque de un gong por parte del anfitrión. Se vuelve a entrar en la sala, de donde han desaparecido las estampas y ya solo queda un arreglo floral, que también debe ser admirado, y la tetera.
En ese momento, con unos movimientos especiales, llega la preparación del té matcha, que en un primer momento es más espeso y por último, en la parte que llamamos usucha es más claro. El té se prepara individualmente para cada invitado y hay que bebérselo entero (de nuevo, en casa de tu abuela tampoco se te ocurriría dejarte nada en el plato) y las normas indican que hay que limpiar tanto la parte que han tocado tus labios en el vaso como tus propios labios a continuación.
Cuando todo el mundo ha terminado, se hace silencio en la sala y se da por concluida la ceremonia para salir lentamente. ¿A que tu abuela es más japonesa de lo que habías pensado?
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Me ha parecido muy hermoso el relato como una niña pequeña a la q le cuentan un cuento.Q pena no las conocí.